Sunday, November 01, 2009

La amenaza de más allá del tiempo y del espacio

El sonido de las botas contra el pavimento y el rugido de los tanques arrastrando sus orugas sobre el suelo de Praga retumbaban en la cabeza de Jakub. No era el ambiente en el que le habría gustado trabajar, pero no tenía elección. Se incorporó y bebió un trago de té verde para mitigar el sabor a vómito de su boca.

Junto al colchón sobre el que había superado el proceso de purificación había braseros de los que salían aun finos hilos de humo y una serie de viales y tarros en los que se guardaban las poderosas, extrañas y muy valiosas hierbas y esencias con las que había intoxicado su cuerpo con el objetivo de limpiar su espíritu.

Al ver que su maestro había despertado Kham-dang se acercó para ofrecerle sus ropajes ceremoniales, Jakub los aceptó con una reverencia y se vistió mientras observaba la máquina de Palenque. El artefacto parecía la silla de un dentista especializado en titánicos autómatas pero se trataba en realidad de una poderosa máquina que concentraba la magia inherente a un complejo sistema de discos y poleas para conducirla a través de una serie de canales, tubos y bobinas de bronce, obsidiana y malaquita.

-La máquina está preparada, Maestro -dijo Kham-dang extendiendo el brazo hacia el artefacto- cuando lo desee podemos dar comienzo al ritual.

Sin responder, con la mente ya cercana al punto de disociación astral, Jakub avanzó hacia la máquina de Palenque y se recostó en el asiento del piloto. Sus ayudantes atraparon sus manos y pies con cierres de bronce y fijaron el psicoscopio a la altura del rostro de Jakub, tras lo cual rodearon el artefacto y comenzaron a murmurar el mantra de la transcorporeidad.

***

Mientras tanto, en Nepal, los nueve discípulos del Dr. Cheung se mecían suavemente como abetos sobre una colina. Sus ojos estaban en blanco y de sus gargantas surgía un canto karkhiraa que inundaba la caverna en la que el más impío de los rituales estaba a punto de finalizar.

El lugar carecía de adornos o decoración a excepción de un altar tallado en obsidiana, labrado con terribles imágenes de destrucción y muerte. La sangre de once recién nacidos recorría ahora los terribles relieves y los llantos de la duodécima víctima se mezclaban con el obsceno canto de los discípulos despertando las energías telúricas que impregnaban las paredes de roca. Con su visión alterada por los sicotrópicos el Doctor Cheung contempló las corrientes de energía arremolinarse en las paredes como el mar cuando la tormenta está a punto de estallar, susurró el nombre prohibido de Tiamat que los sacerdotes de Babilonia ocultaron durante generaciones y con un movimiento seco hundió su kartrika en el pecho del neonato.

Ante sus ojos la energía contenida en la gruta se desbordó con furia, saturando los cuerpos de sus discípulos y generando un vórtice de energía psíquica que proyectaría su espíritu hacia planos astrales inalcanzables por otros medios. Cheung sonrió y se preparó para satisfacer la que había sido su obsesión durante décadas, el trabajo de toda una vida: la destrucción de todo lo que es, fue y será; el aniquilamiento de la realidad misma.

***
La máquina de Palenque vibró al detectar el estallido de energía psíquica provocado por el Dr.Cheung y el complejo mecanismo del psicoscópio se puso en marcha permitiendo a Jakub ver la forma astral del Dr.Cheung sublimarse hacia los más oscuros planos exteriores.

Rápidamente Jakub desplazó una de las palancas de bronce activando la máquina y su consciencia se proyectó hacia los planos astrales, dando comienzo una persecución que duraría evos. Las almas de Jakub y del peligroso Dr.Cheung recorrieron el Gehena, el Reino de los Narakas y atravesaron las fauces de Angra Mainyu hasta llegar al lugar-tiempo donde Nada y Todo existe a la vez, donde tendría lugar la batalla espiritual que decidiría el destino de la misma existencia.

Al llegar a ese imposible lugar Jakub se maldijo a sí mismo por no haber sido más veloz en su persecución, ya que el Dr.Cheung ya había rasgado el tejido de la realidad y a través de la colosal abertura pudo vislumbrar la innombrable monstruosidad que su enemigo había venido a liberar. No era vida lo que brillaba en aquel millar de ojos y todas aquellas pesadillas y abominaciones que eran demasiado obscenas para ser imaginadas por el hombre palpitaban en su abultado abdomen, de sus fauces surgían los gritos de dolor de agonías prolongadas durante eternidades y sus movimientos eran los estertores de una muerte que jamás llegaba ¡La Bestia llamaba a las puertas de nuestro universo!

***
La innombrable monstruosidad cerró sus fauces engullendo miles de realidades. Posibilidades que jamás serían y decisiones que ya nunca se tomarían desaparecieron para siempre en el caos inhóspito que la criatura albergaba en su interior y, en ese instante, decenas de sabios, ascetas y místicos de todas las eras percibieron el anuncio de un final absoluto, definitivo y total.

Jakub se sintió desbordado, había planeado interceptar a Cheung antes de que tuviese la posibilidad de permitir a la bestia el acceso a la realidad, pero había fallado y ahora se enfrentaba a una criatura de un poder inimaginable.

-¡Loco! ¡Maldito demente! ¿Es esto a lo que has dedicado tu vida? ¿Has causado tanto dolor para morir aquí rodeado de la negación absoluta que esta bestia está destinada a dejar tras de sí?

-No espero que lo entiendas –Vociferó el doctor- tu mentalidad es la de un siervo y has dedicado tu vida a entorpecer puerilmente mi tarea. Yo, en cambio, estoy destinado a la grandeza ¡Mi legado no será otro que la aniquilación de toda existencia, no habrá nada después de mí! ¡Soy el definitivo Omega! No hay nada que puedas hacer para destruir a este magnífico Leviatán, estás condenado a flotar con nosotros en la inexistencia de un vacío sin tiempo ¡Que patética trinidad seremos!

Jakub era consciente de que no disponía de medios mágicos lo suficientemente poderosos como para contener la ola de destrucción que se abalanzaba sobre la realidad. Se concentró en la materia psíquica primordial que le rodeaba y comenzó a formar una cápsula en torno a sí mismo con los principios absolutos que conformaban el universo. Tomó las leyes que rigen la materia en todo el universo, las partículas primordiales que existen más allá del ojo humano y formó una coraza con la que proyectó su forma astral directamente hacia las fauces de la bestia.

El Doctor Cheung contempló incrédulo cómo, tras engullir a Jakub, la imposible forma de la criatura se veía afectada por la armonía cuántica, el orden aparecía donde sólo había caos y la no-materia irracional sucumbía ante el imparable empuje de las leyes del cosmos esgrimidas por el mago. Como un animal herido, la bestia retrocedió hacia la irrealidad de la que provenía huyendo del daño que se había introducido en su cuerpo y, como una araña que teje su red selló la brecha que le había dado acceso a nuestro universo para retirarse a la irracionalidad donde había sido engendrada.

Derrotado y sin fuerzas suficientes para emprender el camino de regreso a su forma mortal, el Doctor Cheung planeó su siguiente movimiento desde el principio mismo de los tiempos.

Monday, October 19, 2009

La Fumadora

Sentada sola en la cafetería, la fumadora daba largas caladas a sus cigarros. Sólo fumaba cigarros “Romeo y Julieta”, no porque fuesen mejores que otros o le gustasen especialmente si no por puro capricho; un día, mientras paseaba por el barrio colonial de Santo Domingo, decidió que no fumaría otra cosa.

Así funcionaba la fumadora, el esnobismo era su motor y el capricho su combustible.

Sus relaciones con los hombres se regían por la misma regla de oro. No aceptaba las atenciones de nadie mundano y sólo los pretendientes más extravagantes, insultantes e incluso desagradables podían acercarse a ella. Así, por la vida de la fumadora desfiló un interminable reparto de despropósitos humanos, esperpentos, parodias y peleles cuyo único mérito era carecer del sentido del decoro necesario para no dejarse ver en público.

La fumadora debería haber envejecido hasta convertirse en una anciana extravagante embarcada en una escandalosa relación con un muchacho homosexual con edad como para ser su bisnieto, pero su fulgurante carrera se vio truncada por un efecto secundario -previsible pero trágico- de su política de selección de amantes. Entre ese elenco de inofensivos lunáticos esperaba agazapada una bestia, un loco que no se contentaba con engrosar la lista de antiguos consortes de la reina de la frivolidad. La fumadora se despertó una noche con las manos de su antiguo amante aferradas a su cuello, aplastando su tráquea y convirtiéndola en leyenda.

Thursday, July 16, 2009

El Desinnovador

Rutger tiene un don por el que el Rey Midas habría matado. Rutger, el desinnovador, tiene el toque de la banalidad, la capacidad de convertir en mundano lo exquisito.

Los primeros años de la vida de Rutger fueron muy duros, sus padres perdieron pronto la ilusión por la vida y decidieron dejarle huérfano cuando él aun era una criatura indefensa. Pasó años en un hospicio donde vio como, uno a uno, sus compañeros encontraban nuevas familias que les acogían con los brazos abiertos y amplias sonrisas. Él, sin embargo, parecía incapaz de despertar ese amor en nadie y creció solo, gris y desgraciado.

Al llegar a la adolescencia Rutger estaba lleno de ira, pero su carrera como delincuente juvenil fue corta y carente de éxitos. Cajas, carteras y bolsillos estaban siempre vacíos para él y nadie parecía tener interés en sus constantes búsquedas de pelea.

El Ejército fue el primer lugar en el que se sintió cómodo. Corría, disparaba, hacía su cama y guardaba la puerta del cuartel bajo la lluvia con gran diligencia día tras día. Cuando él y sus compañeros recibían un permiso visitaban los prostíbulos de la ciudad y sacaban pecho cuando se cruzaban con marineros de permiso, cruzando insultos y amenazas. Se arrastraba por el barro durante las maniobras y desfilaba con sobria disciplina junto a sus camaradas.

Cuando se licenció se sintió desamparado, nunca había hecho nada para ganarse la vida, nunca había sido capaz de aprender algo realmente útil o que le diese ventaja sobre los demás. “Acabaré arrastrándome por la calle, fingiendo una discapacidad para arañar unas monedas”, pensó.

Todo cambió cuando conoció a Ernst Cassiel.

Las revistas de economía decían que Ernst tenía olfato para los negocios, pero se equivocaban. El verdadero don de Ernst era el de ver a la gente. Ernst no sólo miraba a las personas, como suele hacer todo el mundo, si no que veía lo que eran, lo que se ocultaba tras los modismos, máscaras y poses. Cuando miraba a Rutger veía una inagotable fuente de mediocridad y los beneficios que podrían obtenerse de un talento como ese.

Así pues tengan cuidado, señores empresarios.Si algún día un hombre bien vestido se cruza en su camino, extiende su mano y se presenta como Rutger Waise no se dejen llevar por las exigencias del protocolo, no teman ser hoscos, ya que es seguro que Ernst Cassiel ha decidido neutralizar a la competencia.

Monday, March 16, 2009

Rasputín

Sentado en un banco en el parque debo parecer un muñeco viejo abandonado el Día de Reyes, estoy seguro de que si no estuviese completamente borracho me dolería hasta el último hueso, glándula y cartílago de mi cuerpo.

Cojo el último cigarrillo del paquete y lo acerco a mi boca; mala idea, nunca se debe fumar con el labio partido, pero entre el viernes y el lunes por la mañana mi sentido común se va de vacaciones y me deja de Rodríguez, con resultados de lo más variado.

Enciendo el cigarrillo como puedo, el brazo tiembla por el esfuerzo o por el frío, no estoy seguro. Dos ancianas pasan ante mí y cuchichean mientras me lanzan miradas réprobas; ante todo soy un tipo educado, así que les dedico mi mejor sonrisa, sanguinolenta y humeante.

-Señoraaas.

¿Cómo he acabado escupiendo pedazitos de muela en un parque? Supongo que es la consecuencia inevitable de mi comportamiento, siempre he seguido una versión posmoderna de la filosofía de Rasputín, degradándome todo lo posible el fin de semana para que la culpabilidad me conserve cuerdo y alerta de lunes a viernes, pero siempre había conseguido evitar las peleas; diplomacia, intimidación o el atisbo de la pura demencia en mis ojos solían bastar para disuadir a mis posibles adversarios, pero parece que esta vez la he cagado olímpicamente.

Debería haber sido más cuidadoso, todo este tiempo fuera de la ciudad me hizo bajar la guardia; aquí la gente tiene los puños dispuestos para salir de paseo a la mínima provocación, real o imaginaria, y no hay provocación más clara que tirarle los trastos a la chica a la que le han echado el ojo. Miento, es aun peor echarle los trastos y tener éxito donde él lleva meses fracasando, eso es una declaración de guerra abierta, nuclear, biológica, firmada y acompañada por una nota en la que pone “patéame el culo, gañán”.

A medida que el frío mañanero despeja mi cerebro el dolor se hace notar cada vez más; calculo que me queda media hora de anestesia, así que me levanto y atravieso el parque en dirección a casa de mis padres, con un poco de suerte podré escurrirme hacia el baño mientras desayunan y adecentarme un poco, si mi madre me ve en este estado es capaz de quedarse tiesa en el sitio.

Hoy ha sido una buena noche, si señor.

Wednesday, January 14, 2009

The Brave and The Bold

Fio respiró profundamente, una bocanada de aire abrasador calentado por el napalm entró en sus pulmones, contuvo la respiración y apretó de nuevo el gatillo de su rifle combinado. Una lengua de fuego químico cubrió el nido de ametralladoras en el que perdieron la vida tres soldados enemigos.

Fio alzó la vista y vio al Teniente Rossi correr por las ruinas del segundo piso de lo que en otro tiempo había sido un bloque de apartamentos, el cuchillo de Rossi bailó en el aire en una demostración práctica de lo inútil que resulta un lanzamisiles en combate cuerpo a cuerpo y antes de que el cadáver del especialista tocase el suelo otros dos soldados habían muerto al recibir los certeros disparos del comando.

Una granada estalló frente a Fio delatando la presencia de tropas enemigas ocultas tras una columna de coches quemados.

-¡Aquí abajo!-gritó.

Al oír su grito Rossi corrió hacia la cornisa y saltó hacia el siguiente edificio mientras disparaba su pistola hacia el suelo, limpiando el camino para que Fio continuase avanzando.

Fio saltó sobre los coches y notó el viento producido por los rotores de un pequeño helicóptero de ataque al pasar sobre su cabeza, instintivamente disparó una llamarada hacia el cielo, pero el helicóptero continuó avanzando hacia Rossi, demasiado ocupado acuchillando soldados enemigos como para ver cómo la aeronave dejaba caer una bomba incendiaria.

Sola frente al helicóptero Fio saltó hacia delante mientras lanzaba dos granadas que estallaron frente a la cabina del helicóptero, la máquina se abalanzó sobre ella preparada para lanzar otra bomba. Sin esperar un segundo Fio saltó de nuevo disparando una y otra vez su arma y haciendo desaparecer el vehículo en una inmensa bola de fuego.

En ese momento, mientras los restos del helicóptero caían a su alrededor, Fio notó cómo una bala perdida impactaba contra su pecho.




Shotaro dejó escapar un quejido al ver terminar su partida así.

-No puedo creerlo ¿de donde ha salido eso?

Miró a Kaori, visiblemente decepcionada con el juego.

-Lo que no puedo creer es que me convencieses para jugar a esto, ahora me siento igual de vieja y tonta que mi padre.

-No tienes ni idea -dijo Shotaro mientras buscaba su tarjeta de pago.

-Si, lo que tú digas, cuando termines de perder el tiempo con esto búscame en el Virtual Scramble, ya sabes, un juego de verdad.

Shotaro asintió con la cabeza mientras introducía la tarjeta en la máquina, era en momentos como ese en los que Kaori deseaba tener un novio aficionado al baseball.