Wednesday, September 21, 2011
Titán en la estación de lluvias - Los restos del naufragio
La iluminación en la habitación era escasa. La luz exterior de la colonia apenas podía atravesar la capa de lluvia viscosa que se deslizaba sobre el ventanal y la casualidad había querido que las lámparas que habían adornado el salón hasta unas semanas antes fuesen propiedad de Isabel.
-Esto parece una cueva –comentó Bizima-, podríamos encender la luz ¿no?
-No –respondió Carles mientras salía de la cocina con dos vasos en la mano-, con la luz fluorescente esto parece una estación de proceso de carne, y de todos modos no creo que necesitemos luz para emborracharnos.
Bizima recorrió la estancia con la mirada mientras desenroscaba el tapón de una botella sin etiqueta. Las estanterías vacías y las paredes desnudas evidenciaban el esfuerzo que, en su momento, Isabel había puesto en convertir las impersonales dependencias estandarizadas de la colonia en un hogar.
-¿Y eso? –preguntó Bizima señalando con la cabeza una caja marcada con una etiqueta que rezaba “reciclaje” mientras servía en los vasos dos dedos del contenido de la botella.
-Cosas de Isabel –respondió Carles.
-¿Vas a tirarlas?
-Se ha ido de vacaciones a Marte, si las quería que se las hubiese llevado a su casa antes del viaje. Esto no es un almacén.
Carles vació su vaso de un trago, arrepintiéndose de inmediato.
-Joder ¿qué cojones lleva eso? –dijo tosiendo.
-Y yo qué sé –río Bizima encogiéndose de hombros-, lo prepara el mecánico de mi unidad así que en el mejor de los casos será biolubricante destilado.
Carles rió, tosió de nuevo, volvió a reír y acercó el vaso al centro de la mesa.
-Llénalo.
Etiquetas:
Titán en la estación de lluvias
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment